Rodados

Vehículos que nadie quería en la foto.
Yo decidí no evitarlos.

No me interesan como máquinas, ni como símbolos. Me interesan como forma, como volumen, como superficie que refleja. A veces los humanizo, a veces sólo los observo. Están ahí, presentes, quietos, casi “dolientes”.

Esta serie no trata sobre coches, sino sobre lo que podemos ver a través de ellos. Nace del rechazo: coches que «estropean» la imagen, que impiden la foto «limpia», coches que sobran.
Un reto: ¿y si no sobran? ¿Y si fueran el centro?

No soy amante del motor, no distingo modelos ni me interesan sus velocidades, y nunca he entendido del todo el coche como símbolo de estatus. No busco celebrar el objeto ni lo que representa en la sociedad contemporánea. Tampoco lo critico frontalmente. Para mí, el coche es excusa. Es forma, es volumen, es superficie, es presencia. Es, sobre todo, pretexto para componer una imagen.

A veces los humanizo. Otras, los dejo ser sólo presencia en el encuadre, algo en ellos sugiere una historia, un peso, un eco de lo humano.

No importa el modelo, ni la marca. Importa lo que ocurre antes de la imagen. Después, ya todo es imagen.